‘LA ÚLTIMA MITOLOGÍA. EL MUNDO SEGÚN STAR WARS’, LA FE QUE MUEVE MONTAÑAS
Que Star Wars ha influido a generaciones no lo discute nadie. Generaciones de sociólogos, políticos, cineastas, músicos, artistas de diversa índole, a civiles y militares. A medio mundo con una pantalla, un proyector (o reproductor de discos en sus más elevadas fórmulas) y ganas de ser sorprendido con una historia que en nada sorprende, pensándolo con interés.
El imaginario que llevó al director George Lucas, elevado a la categoría de divino “creador” entre quienes perfilan sus bienes y cuentan sus piezas de colección por decenas pertenecientes a la mitología que, desde Skywalker hasta Naboo, ha desplegado una mente prodigiosa capaz de idear una historia de tamaña importancia para la historia del cine, de la política, la economía o la propia interpretación historicista.
En este ensayo, titulado La última mitología, Cass R. Sunstein despliega un método para comprender la influencia que Star Wars ha legado al paso del tiempo. Desde los tiempos en que Ronald Reagan tituló a su competitivo afán por ser el primero en todo, allá en mitad del más frío choque de trenes, “la guerra de las galaxias” no han sido pocos los que han imitado el modelo seguido por el Senado Galáctico, la princesa (reina después) Amidala, las cuestiones referentes que subyacen al enfrentamiento entre Imperio y Rebelión así como las características propias de la propaganda intencionadamente propuestas por el genio de George Lucas y aplicadas al culto a Darth Vader, uno de los más grandes villanos que la historia del arte ha dado.
La sociedad tiende a inocular, así lo ha demostrado el paso de los siglos, todas aquellas palabras convertidas en creencias a las cuales les pertenece una caligrafía de mito, de aquello que no se puede conocer pero que el intelecto asume como una parte fundamental de sí mismo. Así, toda la trama mesiánica de Star Wars y sus diferentes variantes semánticas en torno a la libertad, la política, la fe, la Fuerza y demás adyacentes han venido transformándose en una suerte de religión. Al menos hasta que Disney decidió explotar los factores alterando el producto.
Si de jóvenes tuvimos figuras de acción de La Guerra de las Galaxias (tal como decía Seymour Skinner, estupefacto ante la habilidad de Ralph Wiggum para sorprender) ahora podemos tener tablas para cortar con la forma del Halcón Milenario o posahuevos con el rostro de R2-D2 (ArTwoRiTwo, trate de leerlo velozmente). Es decir, el mercader ha sucumbido a las riquezas de su propio templo. Pero la fe sigue intacta. En todos los elementos que componen el universo infinito de George Lucas.
A través de diarios secretos con cariz de Santo Grial, historias perdidas durante el paso de los años y tramas iniciales que jamás llegaron a ponerse en marcha, Cass R. Sunstein perfora hasta el centro de la mitología lucasiana y ofrece un panorama general, crítico y bien argumentado, de hasta dónde puede llegar a circular la gran nave del mito siguiendo paso a paso las huellas de su propio pasado. Entender Star Wars como un elemento sociológico, de masas. Como una fe que mueve montañas.
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